Antes de ajustar el casco, es vital asegurarse de que tienes el tamaño adecuado. Utiliza una cinta métrica para medir la circunferencia de tu cabeza, justo por encima de las cejas y las orejas. Consulta la tabla de tallas del fabricante del casco para encontrar el tamaño que corresponda a tu medición.
Ponte el casco y asegúrate de que quede ajustado pero no demasiado apretado. Debe quedar cómodo sin puntos de presión dolorosos. Si el casco se mueve fácilmente hacia arriba y hacia abajo o de lado a lado, es probable que necesites un tamaño diferente.
La correa de la barbilla es crucial para mantener el casco en su lugar. Debe colocarse justo debajo de la mandíbula, no sobre ella. Asegúrate de que la correa esté centrada y no torcida.
Ajusta la correa de la barbilla de manera que quede firme pero cómoda. No debe haber más de uno o dos dedos de espacio entre la correa y tu barbilla. Un ajuste demasiado flojo puede hacer que el casco se desplace durante un impacto, mientras que un ajuste demasiado apretado puede ser incómodo y restrictivo.
Las almohadillas interiores del casco deben ajustarse de manera uniforme alrededor de tu cabeza. No deben haber espacios vacíos ni puntos de presión excesivos. Algunas almohadillas son desmontables y ajustables, lo que permite un ajuste más personalizado.
Mantén las almohadillas limpias y en buen estado. Reemplázalas si se desgastan o pierden su forma, ya que esto puede afectar el ajuste y la protección del casco.
Con el casco puesto y la correa abrochada, intenta mover el casco hacia arriba y hacia abajo y de lado a lado. El casco no debe moverse independientemente de tu cabeza. Si lo hace, reajusta las correas y las almohadillas hasta que quede firme.
Inclina la cabeza hacia adelante y verifica si el casco se desliza hacia abajo y obstruye tu visión. Un casco bien ajustado debe permanecer en su lugar. Repite este proceso inclinando la cabeza hacia atrás y hacia los lados.
Si tu casco tiene una visera, ajústala de manera que no interfiera con tu campo de visión. La visera debe ofrecer protección contra el sol y los escombros sin obstruir la vista.
Verifica regularmente que la visera esté bien sujeta y en buen estado. Limpia la visera con productos adecuados para evitar rayones que puedan afectar tu visibilidad.
Revisa tu casco regularmente para asegurarte de que todos los componentes estén en buen estado y correctamente ajustados. Busca signos de desgaste o daño, especialmente en la correa de la barbilla y las almohadillas interiores.
Considera actualizar tu casco cada pocos años, ya que los materiales pueden degradarse con el tiempo y la tecnología de seguridad avanza. Si has estado en un accidente, reemplaza tu casco inmediatamente, incluso si no muestra signos visibles de daño.